Desde agosto de 2002



Historial médico

2003/2004
Diagnóstico
Top comments

2002/2003
Diagnóstico
Top comments


Otras voces

as túas balas
diario de genís
diario de maría pilar
efímera
el hombre intranquilo
en mi humilde opinión
indecisión metódica
indiebear
jean-sol partre
jose diego
orballo
the last dance
todonada
willy sifones


Prestige: exigimos responsabilidades



          martes, enero 27, 2004
 
Pepito Grillo
Son las 20:00, subimos en coche, suena el móvil, lo coge c, dice eh, hola reanimator (no le llamamos así por supuesto), qué tal todo, qué tal la niña, hablan un poco; lo típico, no les deja dormir, etc... me dice que quiere hablar conmigo, como voy conduciendo le llamamos al llegar a casa, a los cinco minutos, le digo hola reanimator (nombre súper estúpido) y él me dice nada , es que estaba super aburrido en el estudio y me he liado a escribirte coments chorras que no vas a entender, le digo no pasa nada y me dice es que me molan más tus posts más políticos y tal que estos, no te parece mal no? No. Bueno tú ya me entiendes.

Entro en casa, enchufo el aparato y bajo este mail suyo:
Hola. No te tomes muy en serio mis coments, estoy desficioso. N se ha ido a Barcelona y estoy solo. Lo que si es cierto es que me gustaban más los posts en los que vertías opiniones sobre cosas que estos en los que cuentas el día a día. Tengo la sensación de que no se que aportar. A lo mejor eres demasiado protagonista en ellos, se te identifica
demasiado... no se, has pasado de hablar en plural (en los primeros posts) a hablar en primerísima persona de tu cotidianeidad. No es que no me gusten, pero pienso que no dejan tanto espacio a los que comentamos. Nada que ver con cuando los sucesos tienen una trascendencia casi simbólica como ese en el que te duchabas y caia un código de barras... o simpatías como ese en el que te vas a cortar el pelo (era super vivo) pero no
me gusta que todos sean tan "lo que te pasa en el día" tipo Genis o Canut. Prefiero un poco más de "cosa rara".
Te cuento todo esto porque es una sensación que tengo. Es posible que no esté en lo cierto... pero me pasa un poco lo que te cuento.

Entro en el blog y leo esto:
yo notaba algo y creo que ya se lo que es... noto como que haces cosa y las cuentas. Antes escribías cosas... cosas que no necesariamente hacias, cosas que pensabas... no se, pero noto como que ahora tengo menos que replicar porque tu vida esta bien y yo se muy bien que opinar sobre ella... el dvd está bien, la agenda moleskine está y también lo están las peliculas que has comprado...
Reanimator/2100

[la verdad es que al principio me lo curraba mucho más; los pensaba, los hacía, los dejaba dormir un día, los pulía, ponía sinónimos para no repetir palabras, corregía la puntuación y la ortografía y los errores de tecleado… Eran mejores? No lo tengo nada claro, lo único sé es que eran más pretenciosos. Yo ahora mismo no los puedo leer sin enrojecer un poco, sin pensar “pero quién coño se ha creído”. No sé el camino que lleva esto, va en pendiente eso sí, quizás hacia la nada. Ahora me estoy escudando en el estilo sin estilo, en la inmediatez, en la espontaneidad, en cierta frivolidad, pero soy consciente que el siguiente paso suele ser cerrar el chiringo. Pero me da una pereza enorme comentar las cosas que pasan en política o sociedad porque todo es tan puta mierda, la basura huele tanto. Sé que esto suena arrogante y ególatra -lo es- pero... os importaría indicarme por dónde debo tirar? Os importaría hacerme creer que esto realmente os importa? Me vale también si es fingido.]


   

 
Cosas importantes de mi 2004
1
Me he comprado una agenda moleskine (preciosas, son con las que hacían los apuntes al natural los impresionistas, o bosquejaban novelas algunos que no me acuerdo, lo ponía en la etiqueta). En ella está la llave de mi estabilidad, he decidido imitar a mi ex jefe y dedicarle 10 minutos al acabar la jornada a anotar escrupulosamente el orden del día siguiente. Con horas y todo. Luego, conforme vas haciendo las anotaciones, las vas tachando y la verdad es que reconforta, la cabeza descansa. Puedes perder tiempo alegremente porque sabes que hiciste las tres llamadas, ordenaste la mesa, pasaste los jpegs por mail y acabaste el logotipo.

Si aún pensara en ser un artista, me gustaría que esta costumbre durara el resto de mi vida, y que en mi antológica post-mórtem se expusiera una única obra, una estantería con 40 cuadernos exactamente iguales, moleskine, sin fecha en el lomo, con la bitácora tediosa y aséptica de mi existencia. Sería una buena señal. Habría acallado los gritos. Como la trayectoria es una entelequia, como el porvenir está trufado de minas, lo más seguro es que el año que viene me invente otra cosa para calmar la ansiedad.

2
Le regalé a c un dvd, así que ya estamos al día en casa. La verdad es que es un invento que me encanta. Siempre odié el formato vídeo -tan mazacote, tan frágil, tan efímero, tan malo en cuanto imagen y audio. Pero el dvd es otra cosa. Antes ir al videoclub era como comprar ropa usada, de segunda mano: por muy bien que estuviera se notaba toda la gente que había pasado por ella. Sus huellas, sus rayas, su grasa. Esto es tranquilizadoramente aséptico, anti hipocondria. Además, me encanta el formato a5, el lomito fino, y el que la carátula de la peli esté serigrafiada en el propio dvd me chifla. Darle al open/close y ver la bandeja con el dvd dentro es como si ya empezara la película. Luego está todo lo de los extras; no me interesa mucho, suelo ver sólamente las entrevistas al director y a los actores. Sofocan muy bien el ansia de pequeño cinefórum y la mitomanía. Escucharles con su voz real ayuda a comprender algo de lo que has visto.

Mis 5 primeros dvd’s han sido, por orden cronológico:
El desencanto (sensacional docudrama sobre un tipo de artista ya anacrónico)
Ciudad de dios (una de scorsese pero en brasil, manierista y posmoderna: se va igual que viene)
Ghost world (no puedo ver una peli si amo tanto el original. A pesar de que Thora Birch ES el cómic)
En la habitación (extraordinaria pequeña película, la consecución perfecta de un tempo, un clima, una temperatura de ánimo; la historia casi da igual)
Smoking room (quizás no se les puede pedir más a dos publicistas. Aún así no pueden reprimir el final epatante, de enfants terribles de los spots. Lo mejor, cierta soltura en los diálogos “laborales”, ciertos planos “dogma” y los actores, con un Eduard Fernández en la cima)

Algo fundamental han sido los bocadillos de El chivito, que han complementado las sesiones cinéfilas. El plan es sencillo, y por ello hermoso: aparcas en doble fila, pides dos chivitos (uno sin cebolla) y dos tartas de la abuela (mi favorita junto a la de queso al horno), te dicen “en 10 minutos”, ojeas el faro o el marca, cruzas enfrente, repasas los lineales y eliges la película. Vuelves a cruzar, pillas la bolsa y enfilas hacia casa.




          viernes, enero 23, 2004

 
Paranoic
Último capítulo de una trilogía perfectamente prescindible. La del mediodía. La del hastío. Toda la mañana sin centrarme del todo, visitando compulsivamente a cada poco el blog para comprobar que el anterior post sigue sin comentarios. Diciéndome a mí mismo: debe ser una señal, qué esperabas de algo tan fofo, tan sin fuerza, tan banal -en el peor sentido. Ahora estoy escuchando al Manrique poniendo una tras otra canciones del nuevo de calamaro, que la verdad me está encantando. Son casi todo versiones de boleros, tangos y canciones clásicas. Todo super arrastrado y on drugs, como siempre. De un momento a otro, espera: ahora mismo! llega c y tengo que acabar esto para que no piense que no he aprovechado el tiempo. Corto ya.




          jueves, enero 22, 2004

 
Automatic
Hoy en cambio son las 14:11 y me acaba de mandar un sms c diciéndome que tiene reunión y que aún tardará en venir a jalar. Así que la voy a esperar haciendo un poco de escritura automática. Ayer nació al fin T, la hija de reanimator y m. Desde aquí le deseo lo mejor. Con que sea la mitad de noble que sus padres, será un encanto. Me dicen que es morena, que raro se me hace. Supongo que me la esperaba pelirroja, pero claro m es muy morenita. La verdad es que reanimator de padre es aún más raro de ver que yo. Es algo insólito. Esta mañana he presentado el diseño de ayer y luego hemos tomado cafe e infusiones y cruasan y hemos dado una vuelta por el casco vello con un frío de la hostia. Hablaba con él de la participación de Alberto Comesaña en la selva de los famosos, pues estaba super enganchado porque le conoce mogollón y claro, ver a alguien conocido en un reality tiene que ser la polla. Dice que lo está pasando mal porque a diferencia de los otros él es consciente de la farsa, y del papel que hay que hacer, y de que lo hace por dinero. Él dice que el resto no, que al resto le gusta en realidad ese trabajo. El otro día le comunicaron en directo el nacimiento de sus gemelos, él rompió a llorar. Tuvo que hacer zapping, era superior a sus fuerzas. La escena desde luego es de una indignidad impresionante. Luego he ido a sacar dinero para el parking y me he cruzado con los Pereza, bajaban de la ser, de entrevistarlos supongo. Cuando les ponían en bulevar les tenía algo de respeto y ahora vistos al natural te das cuenta que sí, que son bastante reales, hay poco cartón –o sí lo hay, pero en su sitio. Luego vino su explosión en los 40, y un dueto con el Summers y el del canto del loco, y eso realmente ya no se puede remontar. Están condenados. He subido al coche y en el ambigú han puesto el nuevo disco de Víctor Coyote, como siempre trazando su propio ritmo. Fue rocker, latino, techno, raro antes que nadie. Ahora es una especie de crooner pop-rock como siempre zumbado. Como siempre impagable. Verdaderamente independiente. Incluso demasiado, por momentos.




          miércoles, enero 21, 2004

 
Metapost
Son las 13:27. Ahora tengo un hueco hasta la hora de comer. Porque acabo de terminar un rollo y lo voy a dejar enfriar. Me pasa siempre que cuando acabo un diseño pienso que está de puta madre, luego lo imprimo, a veces lo pongo en la pared, y ya al cabo de poco rato le veo alguna cosilla mal. Si vuelvo después de unas horas, puede pasar de todo. Pero lo que nunca me ha pasado es que la primera idea que imprimo vaya tal cual. Una de dos, o soy muy malo o un perfeccionista. A veces también soy un perfeccionista malo, otras no lo hago del todo mal, sobre todo comparado con lo que hay por ahí.

Pues eso, cuando me quedan retalitos de tiempo así, sobre todo después de una actividad creativa tan absorbente, no puedo emprender otra. Y hoy he dicho, voy a escribir un post para el blog. Normalmente cuando me pongo a ello ya tengo una idea clara de lo que voy a hacer, la voy rumiando durante días -sobre todo en la ducha. Aparte de la necesidad comunicativa, la de empatía, la exhibicionista y la pretenciosa esto de los blogs tiene su propia dinámica que te atrapa. Debes escribir bastante a menudo para que te lean, si alguien viene toda la semana a tu página y no hay nada nuevo, te cogerá algo de rabia y dejará de ir. También debes de ser algo variado en el tono y los temas, siempre dentro de una identidad que no debes perder. Cuanto más diferente seas, mejor. Pero no hay que pasarse de raro, ni de íntimo. Hay que alternar tus temas más candentes, los que más te interesan, con otros más coyunturales y sociales donde deslizar opinión algo radicalizada. Bien es sabido que generar polémica está en la base del éxito de cualquier diario. Puede parecer que soy demasiado cínico, todo demasiado calculado, dentro de un manual, un plan maestro para escribir. Una burla, quizás. El hablar de uno mismo en el tono -casi siempre doliente- en el que yo lo hago supuestamente está reñido con la frialdad y la distancia. Pues sí y no. Y no creo ser por eso menos auténtico porque definitivamente esa es mi autenticidad, mi día a día, mi existencia. Llama y hielo.

La gente, hasta los propios familiares, se sorprende, en medio de un funeral, o velando a un enfermo, pensando en cosas antagónicas, y muchas veces acontecimientos cómicos vienen a su mente. No debería pasar. Pero pasa. Quizás es que ya no podemos separar las cosas, las emociones.





          jueves, enero 15, 2004

 
Vida agnóstica
Se puede vivir sin que te guste la vida? Sin creer en lo que te rodea? Sin apreciar a la gente, a sus sentimientos, a las cosas, a su funcionamiento? Supongo que sí, mucha gente lo hace. La mayoría, seguramente. Pero no creo que le importe. Si algún día tuvieron el anhelo de una arcadia, de una vida mejor, de un paraíso, si algún día les mortificó la necedad y la banalidad de su existencia probablemente llegaron a la conclusión de que la historia es así, que buscarle las vueltas es una pérdida de tiempo.

Luego está la minoría de los insatisfechos, los soñadores. Esos que dilapidan su tiempo en cosas improductivas, que se detienen un segundo, que se bajan en marcha, que a todo le ven el pero. Su puta vida es un tormento, son unos putos sansebastianes repletos de dardos. La creación, el pensamiento, la cultura, el arte son sus refugios, su zulo. Si les quitáramos sus discos, grupos, películas, directores, libros, tendencias, estilos, modas, convicciones, si les robáramos su decálogo, les veríamos desnudos, esqueléticos, desahuciados. Veríamos su puta vida.


   

 
Vida jodida
Hay algo más triste que un hospital? Sí, un hospital de niños. Dan ganas de salir y ponerle una bomba al mundo.


   

 
Vida para listos
Con casi toda la gente que me he equivocado ha sido porque me han regalado los oídos. Me han dicho lo que yo quería oír. Es tan difícil encontrar a alguien afín que cuando se encuentra se tiende a olvidar precauciones y abrirse, de par en par. Pero hay gente muy lista, mucho más inteligente que nosotros. Son aquellos que siempre buscan su provecho. Saben aparentar buenas intenciones, saben metamorfosearse en lo que tú quieres ver. Sabes que son un poco cabrones, pero contigo se portan bien. Al poco, cuando descubren que ya no les sirves, se portarán mal.

A mí siempre me ha importado demasiado la opinión de los demás. He sido de los que ha intentado siempre caer bien. De hecho, durante mucho tiempo pensé que yo no podía caer mal a nadie. Porque era simpático, sensible, respetuoso y sabía disimular mi ego. Hoy, la opinión de la mayoría me importa una mierda. Cada día soy más egoísta. Pero aún no soy ni la mitad de lo que debería ser. Para ser listo.




          domingo, enero 11, 2004

 
Mediterráneo, coda
Goyo y yo abrazados celebrando que Vía revolucionaria es el libro del año para RDL, somos lo únicos ¿afortunados? en haberlo leído. Además a la vez, en paralelo, y sin haberlo hablado. Luego también ambos encadenamos a John Cheever. Recuerdo que hace años también nos pasó lo mismo con Belén Gopegui.

Reanimator me llama desde el curro y me dice, jactancioso, que Refree es número uno del año. Que ya me puedo tragar mis palabras de que me daba un poco de grima, de que era demasiado intelectual (todo esto sin apenas oírlo, solo por joderle un poco). Vuelvo con el cd grabado, aún no lo he escuchado.

En el post anterior puse alienación donde debía poner alineación. Cámbiamelo willy, aunque queda tan enigmático…

Me compro en nuestra tienda favorita -Bugalú- otra prenda de Carhartt, mi marca predilecta. Es un rollo de capucha que parece como de buceo, super rígido. Algo me mortifica: me parece que ya es lo suficientemente de crío como para que encima lleve la marca tan visible. Soy un marquista camuflado, me gustan las prendas de ciertas marcas pero no publicitarlas, no convertirme en un anuncio. Sé que así anulo gran parte de la intimidación que podría generar en la gente, pero es que no soporto ser excesivamente el centro de atención -ocular. Un poco sí, como a todo el mundo. Pero que no me dé cuenta. Así que llamo a reanimator y le consulto, sé que él es una de las pocas personas en el mundo que me puede ayudar en estas situaciones, sé que él es una de las pocas personas en el mundo que también se plantea estos dilemas. Le digo: quito o no la etiqueta (es de estas pespunteadas muy fácil de quitar). Él por teléfono me dice que no la quite, lo tiene super claro. Al final quedamos en que por la noche me la ponga y cuando vayamos a recogerlos a su casa decidimos. Allí, por mayoría, dicen que me la quite. En un plis plas, con unas tijeras, pasa a ser una chaqueta anónima.

Por primera vez me siento entendido en un problema de actitud laboral que acabo de tener. Siento que no me ven como un lunático idealista, un bicho raro. Lo ven hasta normal. En cualquier caso, opinar sobre estas cosas es más sencillo que estar en ellas.


   

 
Mediterráneo, última parte
Postcards
Ví por la calle a Aymé, el jefe de urgencias de Hospital central, uno de mis ídolos de ficción -después de Vilches, por supuesto. Era más guapo que en pantalla, me pregunto si será valenciano. Carmen Alcayde también es valenciana, me cae muy bien. También Carolina Ferre, la de GH, la de las campanadas de Tele5. Fingus me chivó hace tiempo que es la novia de Andreu Buenafuente, su ídolo máximo, el reverso bueno de Sardá. Ví a ratos tv3, más que nada por que me hacía ilusión oir peña en catalán. Cualquier cosa tiene mejor gusto que en el resto de cadenas estatales (tampoco es muy difícil). Le cogí un poco de manía a la cocina moderna, al menos a la que últimamente he probado. Me he dado cuenta de que, pasada la curiosidad, esos platos, esas combinaciones extremas y estridentes de alimentos, de temperaturas, de sabores contrapuestos, se quedan en boutades. En algo en cualquier caso excesivamente barroco para mi paladar. No sé, necesito algo más de sobriedad, todo es demasiado epatante. En una cena, en una rueda de opiniones sobre cuál era nuestro disco favorito, el que más queríamos, el que más huella nos había dejado, los resultados fueron: Ziggy Stardust de Bowie, Closer de Joy Division, Super 8 de Los Planetas, uno de La Buena Vida sin concretar, el del plátano de la Velvet y Loveless de My Bloody Valentine. Evidentemente hubo diversos grados de sinceridad. Estuve dos veces en la playa, y las dos me impresionó. La playa en invierno debe de ser el sitio más desolador del mundo. Una playa mediterránea helada es simplemente triste, algo fuera de contexto, sin vida. Tomé paella en La Patacona, la extensión cutre de La Malvarrosa, en un sitio que antes se caía a pedazos y ahora, después del lavado de cara, es simplemente feo. En cualquier caso entrañable y decadente y sin ninguna rentabilidad política, lo cual me encanta. Allí llevé hace siglos a mi pandi gallega, con una alineación curiosa con el tiempo. Mi madre hizo dos de sus mejores fideuás, lo cual es decir mucho. No conocí a nadie en mi pueblo, ninguna de las tías buenas las conozco ni siquiera como recuerdo. Sólo me cruzo con parejas algo fondonas y con carritos de bebés que me suenan, o reconozco directamente, y hago como que no. Supongo que ellos pensaran lo mismo de mí. Yo al menos voy a la moda que te cagas. Mono me dio su revista homónima y tengo que pasársela a willy, que también salió bastante en las conversaciones. Van a sacar la siguiente en febrero y me dijeron que le comentara que les molaría que escribiera. En ésta hay una intervención gráfica de reanimator que aún no sé si me gusta. Sé que me inquieta y me interesa, pero nada más. Por eso no le dije nada en persona, porque me gusta sentenciar cuando hablo. Pareces más interesante con una opinión concreta. Libby dijo que cuando se enrolló por primera vez con Fingus tenía mucha hambre, y él dijo que sí, porque no se comía una mierda. Acabamos, delante de unas fotos de cuando eramos chavales, coincidiendo en que era injusto que dos chicos tan guapos como él y yo no ligaran nada. Ahí pasaba algo. Yo dije que me moló C el primer día porque tenía pinta de porrera. Lo que para mí era un elogio para ella era lo peor. Estuvo dos días sin hablarme. Desde luego me equivoqué de todas todas. Reanimator me acusó de burgués y de matar un proyecto común. Le dije a Goyo que como podía el de siglo 21 defender la última canción de Suede, cuando era una bazofia. Él me dijo: están untados. Eché sólo en falta Shiny Happy people y Drive en el disco de REM. Yo hubiera quitado Stand y Electrolite. En cambio, E-bow the letter, que no me gustó en su día, ahora me encanta. Cuando entra Patti Smith es flipante. Le regalamos un libro a mi padre de alquerías. Son preciosas, cuando estaba allí ni las miraba. Expuse mi teoría de que para que algo te parezca importante tienen que pasar 10 años, que de tus cosas favoritas siempre ha pasado diez años. Me dijeron: y dentro de diez años, tus favoritos serán los de ahora o los de hace veinte? Eché de menos vivir allí como sólo se hace cuando se va de viaje y se está en un lugar limpio de tormentas y desastres personales. Porque esas ya han cambiado de lugar.




          viernes, enero 09, 2004

 
Mediterráneo, parte tres
Lo trascendente
Recuerdo una frase de Cruyff muy a menudo. Decía que la mayoría del juego debe de ser silencioso, normal, simple, asociativo, casi casi rutinario. Pases cortos, cesiones, presión al rival, ayudas al compañero. Lo arriesgado, lo trascendente se debe reservar para momentos escogidos y para lugares del campo concretos. No se debe estar todo el rato inventando, no hay nada más poco operativo que lo demasiado creativo.
Algunos no sabemos parcelarnos el tiempo, desconectar. No trabajamos cuando debemos hacerlo, no descansamos en vacaciones. Funcionamos como en un continúum agotador y ridículo. En busca de una trascendencia inasible, algo hueca.

La ansiedad
C y yo el día de nochevieja. Por la mañana vamos a Alcampo. C quiere hacerle la comida de año nuevo a mis padres. Algo gallego. Buscamos vieiras, por supuesto no las hay. Nos conformamos con langostinos frescos y un rodaballo. Lo va a hacer tipo su madre. Hay poco riesgo, sabe que en mi casa fliparán. Mientras compramos, una voz dice: 3x2 en la sección de discos. Sólo hoy, aprovechen la ocasión. Me convierto en el perro de Pavlov, babeo. Decido hacer una de mis compras conceptuales: tres recopilatorios. Así, con una coartada simbólica, parece que mi conciencia se queda más tranquila. Caen el de REM, el de Suede y One love, una de Bob Marley de edición muy chula. Éste aún lo tengo con el retractilado, pero los otros han sido el soundtrack de estas navidades. Imitation of life, The great beyond, Bad day, So young, New generation, She´s in fashion, Saturday night… canciones para abandonarse a la belleza, el ímpetu y la urgencia del mejor pop-rock, para olvidarse de prejuicios, caprichos, esnobismos, fashionismos y listas del año. Out of time.

El 2004
Me encuentro en uno de esos períodos en que quieres voltear tu vida de arriba a abajo. Imponerte nuevos ritmos, retos, rutinas, obligaciones. Aprovechar el tiempo, no parar. No agobiarse, insensibilizarse, ser positivo. Uno de esos momentos de cambio que se tienen varias veces al año y que no cambian apenas nada, pero nos sirven para tomar aliento y regenerarnos -microscópicamente. A los demás les parecemos los mismos, pero nosotros nos sentimos diferentes, con un traje nuevo. Benditas construcciones de la ilusión.





          miércoles, enero 07, 2004

 
Mediterráneo, parte uno
Bueno, ya estoy aquí de nuevo. Se acabaron las vacaciones. Reconstituyentes, desde luego, aunque no lo parezca. A pesar de que su rastro, a las dos horas de llegar a casa, se haya borrado por completo dejando en su lugar una ataraxia realmente deprimente, un reencuentro con la realidad seco y paralizante. Para arreglarlo, estrenamos el dvd viendo El desencanto, el extraordinario documental sobre la familia Panero de los setenta. Yo ya la había visto, pero hace tanto que ahora prácticamente lo hago con otros ojos, los de mi militancia treintagenaria. Me acuesto y no duermo apenas, todos los actores de mi existencia se entremezclan en vivísimas e hiperreales pesadillas. El hogar.

Mi ciudad sin mí
Es mi primera visita a Valencia como turista, como extranjero. Llevo ya ocho años fuera y por vez primera veo la ciudad con otra mirada. Descubro que es preciosa. Como lo haces cuando ves cosas bonitas, cuando vas a Praga, Barcelona, Amsterdam o Donosti. Que te vas fijando en los edificios, en las tiendas, en las calles. Que aprecias la luz, el cielo, los olores, el color. Que reparas en todo lo que te resulta diferente a tu día a día.
En mis primeras visitas tras mi huida todo era infinitamente más doloroso. Aún vivía allí. Andaba las calles asustado, deseando y a la vez evitando encontrar conocidos, que no sabían que me había ido –algunos aún no lo saben. Era el escenario de ex-amigos, ex-novias, ex-profesores y compañeros. A cada esquina podía surgir un fantasma.
Hoy los dos hemos cambiado lo suficiente para sorprendernos. Valencia se ha convertido en esa cosa imperial, la mejor obra del pp. Interminables y anchas avenidas y rotondas en el lugar donde serpenteaban huertas y senderos, fallas prístinas y fascistoides del mestre calatrava. Como dice Ana Rosa, Valencia está preciosa. Desde luego que sí, aunque no por toda esa utillería kitsch. Hay algo hermoso en este sitio que ni todo el oro de madrid podría ensombrecer. Algo tan esquivo y aéreo como la mediterranía de la canción de serrat; la iluminación, un ambiente. Cuesta menos trabajo estar de buen humor. Es algo más fácil vivir.

Papás
Han dado un paso en la mejor dirección. Gracias. Debimos confiar más en ellos.

Fingus y Libby
Encantadores. Verdaderos amigos. Uno por su cercanía, porque lo sabe todo del pasado y eso es irremplazable, y por el emocionante reencuentro actual. La otra por su inmarchitable mundo interior. Es como la luz que le falta a mi familia, demasiado correcta, demasiado entera, demasiado cuerda. Un día, merendando, nos dice que su mayor deseo sería ser inmortal, sobrevivir a todos, siempre joven. Porque el tiempo no le da para nada. Desprende tal energía que piensas que puede lograrlo. En una de mis exhibiciones lacónicas le respondo que para mí la eternidad sería la peor condena. Que me encantaría una vida condensada en menos años. Que se me hace inacabable.

Cenas, dialéctica, revival
En casa de Reanimator, en la de Goyo, en un par de restaurantes modernos. Goyo y Mono viven juntos, ya antes lo hicieron, pero entonces con más compañía. Ahora son pareja de hecho, hasta se parecen un poco. Han alquilado un piso extraordinario, un auténtico sueño racionalista de los cincuenta, con techos ultra altos, líneas rectas y un suelo de baldosas alucinante que parece el fondo de una piscina romana. Allí Goyo nos hizo su célebre cuscus, y allí tomé whisky como si fuera agua. Encadené chupitos sin el más mínimo perjuicio ni resaca posterior. Un misterio más.
Con la llegada de Mono a la pandi, el tono intelectual de las conversaciones ha subido. Parece que al fin nos tomamos un poco más en serio y la ironía ha dejado paso a la opinión abierta sobre política, arte, actitud. Él aporta idealismo y militancia algo más seria y menos intuitiva que la nuestra. Todos admiramos los pasos que está dando en su vida. Todos los enemigos que se granjee con ellos se compensan con el orgullo de la búsqueda de algo real. Reanimator sigue siendo una estrella, el centro de la constelación. Compulsivo, humano, caprichoso, egocéntrico. Extraordinariamente divertido. En la cena de su casa se levanta y pone un temazo, lo más cercano a New Order que puede sonar Miguel Bosé. Es Bravo muchachos, una joya sepultada por el tiempo, que ahora suena como nunca. Jaleado, encadena hits en viejos vinilos de los ochenta, luminarias que hacen enrojecer los supuestos hallazgos del actual electroclash y el tecnopop patrio. Libby se pierde con F.R.David y Flashdance. La nostalgia gana terreno inexorablemente, año a año echamos más la vista atrás, a la tierra firme. Llegará un día en que nos encontremos votando, en un Vivo cantando del futuro, para ver si Loquillo o Santiago Auserón se quedan en la academia. Seguramente Alaska gane el concurso. Para entonces nos habremos confeccionado el suficiente arsenal de coartadas para no sentirnos ridículos. Y viejos.
M está embarazada, la semana que viene tendrá su primer bebé. Pero está en plena forma, recuperada, más firme. Parece que va encontrando su sitio. Como siempre, su apariencia correcta y convencional –en el mejor de los sentidos- esconde un decálogo pétreo y bastante radicalizado. A veces llega más lejos que todos nosotros. Ya no tengo miedo de excluirla; creo que le gusta de veras nuestro mundo zumbado. Goyo es algo así como un gurú. Más por su silencio que por otra cosa. Siempre ha estado en la segunda fila, mientras nos dábamos hostias. Muchas veces le hemos reprochado su falta de compromiso, pero a la vez nos damos cuenta que no le hace falta emprender muchos de nuestros viajes: ya conoce el final antes de recorrerlos. Creo que todos sin omisión le reconocemos su superioridad e inteligencia, por eso nos duele su indolencia. Seguramente nadie le acabará de entender, él llega un momento que no se deja, te niega el acceso. Reanimator, en una de sus típicas provocaciones, abre un debate sobre Dogville y Elephant, las películas controvertidas del momento. Unos pensamos que Von Trier es un genio, y la peli una obra maestra. Otros le acusan de dogmático, de maniqueo. También se expone la duda razonable sobre si es moral estilizar tanto el desastre como Gus Van Sant, si Elephant es realmente comprometida. En la rueda de opiniones -algo colegial y gilipollas, encantadora- goyo dice que no le gustaron ninguna de las dos. Ante esto hay poca repuesta. El enigma seguirá sin descifrar.



   

 
Mediterráneo, parte dos
El organismo
A los pocos días de llegar, mi sistema sufre un colapso. No puedo comer ni defecar, tengo una angustia en el estómago tremenda. El diagnóstico al que llegamos es que me han bajado los nervios: del año, de mi último mes frenético emocionalmente. El caso es que me tiene tres días tirado. Aprovecho para exprimir los cuarentaypico canales que ono le da a mi padre. Veo documentales, cocina, basurilla y sobre todo videos en la mtv y el canal sol. Me pongo al día del estándar actual. Ablando un poquito mi oposición a La oreja de Van Gogh y refuerzo toda mi bilis y odio ante Café Quijano y El canto del loco. Creo imposible hacer un grupo peor que estos dos. Me hago fan de Andy & Lucas, me caen muy bien. Cantan super bien y son reales. Son lo que aparentan. Eso siempre me gusta. Tienen un video memorable, van andando por una calle andaluza cantando con la mano en el pecho, o abren las dos, y parecen abrazar el aire. De repente, entra la voz del otro, que sale de un portal y complementa la historia. Se llama Tanto la quería y no me extraña que guste tanto.

Cine y bocadillo
Casi mi mejor recuerdo de estas fiestas. 3 noches casi seguidas yendo al cine, al mismo cine. Cenando allí dentro de bocata. Yo, para reforzar el rollo circular, y para no mezclar mucho -acababa de salir de mi empacho- me pido el mismo los tres días. El número 14: ternera con queso edam, cebolla y bacon. Y tres cervecitas. De cojones, mejor que una delicatessen de 20 euros. Veo Goodbye, Lenin, En la ciudad y Las invasiones bárbaras. Por encima de todo lo paso en grande, me relajo, me siento de vacaciones, me olvido de mí. Las dos extranjeras me parecen bien, sin emocionarme. Son ese tipo de películas que deben verse por encima de sus defectos. En la ciudad me encanta, me acuerdo constantemente del post de willy, de cuando la vio. Si esa película fuera francesa probablemente la estaríamos adorando. Pero hay tanta cercanía, tanto reconocimiento que parece poca cosa. Bien en cambio, y en voz baja, la tesis que contiene es de órdago, tremenda. Y casi todo está en su sitio. El lujo, el confort, el pijerío tiene que estar ahí para que entendamos el tipo de mal que trae consigo la urbanidad. La irrealidad, el simulacro de las cosas y las emociones. Problemas banales al lado del hambre y la pobreza, pero no por ello menos dolorosos. El rostro de Eduard Fernández y Mónica López sé que se queda conmigo, y sus historias. Sé que voy a pensar en ellos.

Divorcio. Problemas
Mi única prima se acaba de separar después de doce o trece años, creo. No lo veo raro. Me caía mejor que él, desde luego. Si es fuerte, le va a ir mejor. Lo único bueno de tener problemas es que los de los demás te afectan lo justo. Estás como de espectador, no te llegan del todo. He escuchado muchos estos días, todo el mundo los tiene, es lo normal. Pero tengo un límite, y me dan un poco igual.

En las nuevas disneylandias
Donde está la gente un domingo por la tarde? Por qué está el centro desierto? Están en los centros comerciales. Voy a Bonaire, el más grande de todos. Está pegado a un pueblo de las afueras, pero es más grande que él. Me dio mucho miedo. Me parece el peor síntoma de nuestro ecosistema. El tipo de sitio que hace tan naturales las reflexiones de Don Delillo. Es el colmo de la perversión simulacionista. Han levantado una mini ciudad, un decorado de fachadas, suelo adoquinado, esquinas con placas con el nombre de la calle, señalética, fuentes, vegetación. Es la falla más conceptual, más total jamás hecha. Un plan perfecto, como diría mono. Nos mantiene ocupados, hipnotizados, nos roba el tiempo, nos hace creer que tenemos poder adquisitivo. A la tercera tienda estoy mareado, me pongo de mal humor e imagino el sueño de todo dirigente: una ciudad hedonista, sin compromisos ni preocupaciones, de puro intercambio económico. Por los extractores de aire nos disparan sedantes y ansiolíticos, y estimulantes, en una capa tan fina que no se nota. Pasamos allí todo el día, trabajamos, comemos, compramos, follamos, vamos al cine.
La sombra de Huxley sigue creciendo.