Desde agosto de 2002



Historial médico

2003/2004
Diagnóstico
Top comments

2002/2003
Diagnóstico
Top comments


Otras voces

as túas balas
diario de genís
diario de maría pilar
efímera
el hombre intranquilo
en mi humilde opinión
indecisión metódica
indiebear
jean-sol partre
jose diego
orballo
the last dance
todonada
willy sifones


Prestige: exigimos responsabilidades



          lunes, marzo 03, 2003
 
En construcción


LA HISTORIA DE PEPE
PEPE era el tipo de persona que te encantaría ser.
Siempre estaba de buen humor y siempre tenia algo positivo que decir.
Cuando alguien le preguntaba como le iba, el respondía:
"Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo"..
Era un Gerente único porque tenía varias meseras que lo habían seguido de restaurante en restaurante.
La razón por la que las meseras seguían a PEPE era por su actitud.
Él era un motivador natural: Si un empleado tenía un mal día..., PEPE estaba ahí para decirle al empleado como ver el lado positivo de la situación.
Ver este estilo realmente me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a PEPE y le pregunte: No lo entiendo... no es posible ser una persona positiva todo el tiempo, ¿Cómo lo haces?...
PEPE respondió: "Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo ...PEPE, tienes dos opciones hoy: Puedes escoger estar de buen humor ...o puedes escoger estar de mal humor. Escojo estar de buen humor"."Cada vez que sucede algo malo ..., puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello". "Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja .... o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo el lado positivo de la vida".
Si, claro, pero no es tan fácil, protesté ..."Si lo es ... ", dijo PEPE.
"Todo en la vida es cuestión de elecciones... Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección". "Tu eliges como reaccionas ante cada situación, tu eliges como la gente afectará tu estado de ánimo, tu eliges estar de buen humor o de mal humor"."En resumen, TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA".
Reflexioné en lo que PEPE me dijo...
Poco tiempo después, deje la industria hotelera para iniciar mi propio negocio. Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en PEPE, cuando tenía que hacer una elección en la vida, en vez de reaccionar contra ella.




Supe de la existencia de los blogs el pasado verano. En lugar de las mías, me sumergí día a día en las vacaciones de mi amigo willy, leyendo todo lo que ocurrió en las cenas y conciertos a los que no pude asistir, inhalando sus reflexiones; personales, perplejas y apocalípticas, reflejándome en su sentimiento trágico de la vida. Fue sin duda mi refugio. Y mi escapada de las enfermedades reales, físicas, con las que convivía a diario fue este apéndice, estas notas a pie de página del diario de willy, todo lo que nos separa/complementa. Donde me propuse pensar en voz alta las otras patologías, las hiperreales, las que describen nuestro estado mental, las que construyen nuestra personalidad/soledad. Aquellos vicios inconfesables que gritaban por salir, narrados en primera persona del plural –por pudor y querencia generacional-, básicamente la muestra sincera de nuestras contradicciones en el gusto, la conducta, la ideología.
Todo eso pobló las primeras entregas, mentalmente escritas de antemano. Me contenta enormemente el nivel de feedback que he tenido, a todos los que por aquí debatisteis, polemizasteis o simplemente os expresasteis, muchas gracias.
Pero el presente se ha ido colando hasta mutar lentamente en unas líneas cada vez más confesionales y amargas, más directas y personales.


Puedo decir sin dudarlo que desde este verano hasta hoy han transcurrido alguno de los sucesos más duros de mi vida. Con esa dureza injusta que permanentemente impide mantenerse a flote. Que exige una entereza para la que al menos yo no estoy preparado. Mi habitual pesimismo ha encontrado por fin una realidad plenamente apropiada, un campo germinado para su infinita reproducción. La semana pasada toqué fondo. Tuve la certeza de que esta espiral no podía continuar así, que había de ponerle freno. Me acosté pensando en levantarme al día siguiente activo, sin respiro, asfixiando la depresión, tratando de no pensar, de no parar. Construí una mueca de sonrisa para cuando avecinara el desánimo, la ansiedad, la atonía. Conseguí pasar un buen día. Al siguiente me llegó esa historia de pepe, el hombre positivo. Me lo he tomado como una señal, un estímulo. La cuestión no es cambiar la realidad, sino nuestra reacción, nuestro ánimo frente a ella. Realmente podemos hacer de nuestros días mejores? Está a nuestro alcance ese margen de elección del que habla?


Yo ahora mismo estoy convencido, mejor dicho quiero estar convencido. Llevo ya casi una semana de toda la posible paz que puedo tener. Estoy afrontando las cosas de otra manera. He conseguido mantener la sonrisa. Me he cortado el pelo, llevo ropa nueva, me compré discos energéticos, vitales, como el de los Strokes. Y me he dado cuenta de que debo salir de mi habitación mental, viciada, inerte, y remar al viento. En mis nuevos días no hay sitio para escribir, para mantener este frente abierto. Durante un tiempo me ha servido de expiación, pero a fuerza de rascar he llegado al hueso. Ya no me hace bien, y quiero intentar dejar de hacer cosas que no me hagan bien, quiero desengancharme de mis hábitos, ahora mismo no me puedo permitir dejarme llevar por la tristeza. Mi vida actual y futura va a requerir toda mi fuerza. Mi entorno lo necesita.
Cierro aquí este cuaderno, será difícil que algún día no reaparezca. Bajo otra forma o en otro lugar, o incluso en este, quién sabe. Será complicado que algún día no necesitemos evacuarnos, liberarnos, manifestarnos: está en nosotros. Pero no ahora. Hasta siempre.